Por primera vez la hija desafía a su madre, no puede soportar más, ha decidido tomar las riendas de su vida, siente que tiene todo el derecho, la decisión está tomada y no hay vuelta atrás. Se marchará mañana a Inglaterra. La madre asiste estupefacta a algo que nunca pudo imaginar, no es solo la noticia con la que se despacha su hija, es sobre todo las formas y maneras, esa actitud soberbia y despectiva que jamás antes había utilizado, tan vulgar y ajena a su educación.
La madre siente que su proyecto, que se inició años antes de la fecundación y que había dado un fruto puro en bondad y sabiduría, se hace añicos por las interferencias externas que engendran en ella la impureza y la vanidad. La madre en un último impulso de desesperación pone toda su manipuladora inteligencia con el propósito de convencer a su hija del engaño al que está sucumbiendo y los riesgos que corre de perder todo lo conquistado. La maestría de la madre meterá a la hija en una encrucijada de la que solo cabe una salida. Si mañana sigue con vida se marchará a Inglaterra, la única manera de no pervertir el proyecto es acabar con él.
LA HISTORIA:
En 1933, un asesinato conmocionó a la sociedad española. Aurora Rodríguez acababa con la vida de su hija Hildegart, a sus 18 años, cuando ésta decidió tomar las riendas de su vida. Hildegart fue concebida por su madre como un proyecto en una obra de ingeniería de tintes frankensteinianos, un delirio eugenésico sin precedentes.
¿Qué pasó en aquella noche previa al terrible suceso?
Es una incógnita sin desvelar más allá de lo que lo que la propia Aurora Rodríguez declarara a médicos especialistas, como única testigo de aquella última noche, en el juicio, y también en sus delirios cuando fue recluida en el hospital psiquiátrico de Ciempozuelos.