Amparo y Federico son una pareja en crisis, aunque ellos aún no lo saben, que trabajan en la misma empresa. Un día deciden invitar a comer una paella a algunos compañeros de trabajo entre los que se encuentra Bruno, al que quieren presentarle un proyecto empresarial con el que creen que podrán escalar profesionalmente (y económicamente) en la empresa.
Sin embargo, la paella supondrá un momento crucial en sus vidas: Amparo es ascendida y, tras separarse de Federico, que es incapaz de aceptar la situación, le despide.
Un punto de inflexión que lleva a descubrirnos que los que vemos en escena además de Amparo y Federico son también los actores que los interpretan. Y que, en el teatro, como en la vida, los límites entre lo real y lo imaginado son tan débiles que uno y otro se confunde en una vorágine trágicamente burlesca.