Es una historia teatralizada, jugada y bailada en la que nos transportaremos a una azotea en la que las chimeneas de las familias que viven en ese edificio se saben un montón de historias y estas hablan, hablan y hablan al terminar el día.
¿A quién le tocará? Pito, pito, gorgorito… Al capitán Calabrote y su familia que viven en el primero… Una doble tele catole… a la pareja de sastres que viven en el segundo… los exploradores del tercero o la chica del cuarto que tenía sueños feos y al final le desaparecieron. ¡Qué mejor forma que acabar el día!
Desde hace miles de años los seres humanos desconectaban de sus quehaceres reuniéndose, una veces eran muchos, otras pocos, alrededor de una hoguera, en las plaza, pero siempre para escuchar historias y cuentos. En la actualidad no hay tiempo para desconectar y, si se hace, es usando una máquina. Menos mal que todavía hay gente, como la protagonista de nuestra historia que desconecta escuchando historias, las que salen al atardecer de las chimeneas del edificio.
Inspirada en un cuento clásico de Michael Ende.
La propuesta: Teatralizar un texto apoyando su desarrollo con otras técnicas como la danza. Gran parte del espectáculo utiliza música clásica para que los más pequeños tengan contacto con la misma. Con el fin de hacer un teatro inclusivo el desarrollo de la obra esta lleno de alusiones a la lengua de signos con algunas partes específicas de desarrollo de la misma.
Un espectáculo unipersonal teatral que propone el tomar conciencia de la importancia de escuchar y en particular de no perder costumbres como la de escuchar historias. Una historia que habla de cómo poner remedio a los feos sueños.