El nombre de este proyecto refiere al de su propia madre, cuya pérdida ineludiblemente suscitó un cambio en la manera de componer e interpretar del autor, estando su recuerdo detrás de cada nota.
Alejandra es por tanto un disco personal, intimista, donde Almarcha desarrolla esa mirada interior hasta mostrarnos una imagen amplia del poder que ejerce en uno mismo su propia historia, su raíz y su fuente. Un ideograma musical sobre todos aquellos lugares, experiencia y personas que dejan huella en uno mismo, que conforman el ADN de su identidad.
Así, José nos evoca con su música a referencias vitales que bien pueden adquirir un sentido universal: Tradición y celebración en los tangos, con las fiestas de Las Vinalia o la vendimia. Paisajes inolvidables en la seguiriya, evocando el recuerdo de la luz que filtra entre las hojas de un bosque frondoso. El confortable e inconfundible Petricor en la guajira, ese popular “olor a tierra mojada”. Y homenajes a referentes artísticos, en este caso al maestro Basilio Villalta en el toque por levante cantaor, (también de Tomelloso) y al universal Sabicas en la milonga.